Acoso escolar, 4 claves para detectarlo y prevenirlo

El acoso escolar es una dramática realidad cada vez más frecuente en nuestros centros escolares. La toma de conciencia de la gravedad de este tipo de actos, y su reconocimiento como un tipo de maltrato entre menores, han hecho posible que se despierte una alerta social frente al acoso escolar. Sin embargo, a pesar de la alarma que despierta el acoso y a pesar de los esfuerzos por frenar la violencia en las aulas, los casos de acoso no cesan, y las consecuencias son cada vez más alarmantes. El acoso escolar es un problema social que nos afecta a todos y del que todos somos responsables, acabar con el acoso escolar es, por lo tanto, una necesidad social. Y para ello es fundamental detectar el acoso escolar a tiempo, antes de que se convierta en una tortura para las posibles víctimas y prevenir su aparición, en lugar de tratarlo cuando ya ha aparecido.
La problemática del acoso escolar
El acoso escolar es un acto que engloba o puede englobar diferentes tipos de violencia: física, verbal, psicológica y social; a través de diferentes actos como golpes, insultos, amenazas, aislamiento social, etc., hasta llegar a convertirse en una verdadera tortura para las víctimas.
La víctima del acoso escolar se enfrenta cada día a una realidad cruel de la que no sabe escapar, de la que no puede librarse, llegando incluso a avergonzarse y a ocultar el acoso. Experimenta un ataque constante y sin sentido contra su persona que le hace sentir una mezcla de temor y desesperanza y poco a poco se va minando su autoestima y sus recursos, hasta quedar casi completamente anulada.
La importancia de la detección y prevención del acoso escolar
El acoso escolar empieza poco a poco, comienza en pequeños actos, bromas pesadas, comentarios de mal gusto, una burla aparentemente inocente. Estos actos se van extendiendo e incrementando en intensidad y frecuencia, hasta llegar a convertirse en un acto de maltrato y hostigamiento que supone una tortura para las víctimas que viven con ansiedad, temor, frustración e impotencia. Y, es entonces, cuando la víctima ya no puede más, cuando explota y nos percatamos de que algo malo está sucediendo y pretendemos actuar.
Es fundamental comprender esto y actuar frente al acoso escolar detectando sus primeras manifestaciones y previniéndolo antes que se convierta en una tortura que mine a la víctima. Una vez extendido el acoso las secuelas pueden ser muy graves y difíciles de tratar, de ahí la importancia de frenar el acoso escolar desde sus orígenes.
Claves para detectar y prevenir el acoso escolar
El acoso escolar es una realidad que sufre la ley del silencio que impera en las aulas y patios escolares. Tanto los acosadores como las víctimas y los testigos ocultarán los actos de acoso y mantendrán el silencio. Es por ello que puede parecer complicado detectar el acoso escolar, y es cierto que a veces es muy difícil delimitarlo con claridad. Sin embargo, no se trata de delimitarlo e identificar los actos específicos y los protagonistas directos, sino de luchar contra la violencia y el maltrato. Las claves para ello están en una actuación ya no específica, sino global:
1. En primer lugar debemos prestar atención a todo acto por pequeño que sea, que suponga una falta de respeto hacia cualquier alumno o alumna y condenarlo. No debemos dejar pasar las bromas de mal gusto o burlas, a menudo pensamos que son cosas de niños y niñas, pero pueden suponer el inicio del acoso y suponen la asunción de unos valores y una cultura basados en la falta de respeto y hostigamiento. Es decir, cada vez que no condenamos estos actos, les transmitimos que las faltas de respeto son aceptadas y no son condenadas.
2. Prestar atención especial a determinadas situaciones y alumnos o alumnas. Cualquier cambio puede ser una señal de alarma: descenso de las calificaciones, faltas frecuentes a clase, pérdida o deterioro de material escolar u objetos personales, desmotivación, aislamiento, abatimiento, etc.
3. Cuando tengamos sospechas debemos observar y actuar con mucha prudencia y respeto hacia la víctima; si preguntamos directamente, negará la situación y se cerrará en banda, con lo que la problemática podría empeorar.
4. Debemos fomentar una educación basada en la igualdad, el respeto a las diferencias y la no violencia, desde las escuelas, familias y sociedad. Y condenar los actos que vulneren la integridad de las personas, de este modo enseñamos a los niños y niñas, posibles testigos, a condenar el acoso y no tolerarlo.
Celia Rodríguez Ruiz
Psicóloga y Pedagoga
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