Uso de anglicismos

Uso de anglicismos

Si reflexionamos acerca del contagio de palabras entre el inglés y el español, no daremos ningún discurso nuevo… Hace siglos que el intercambio de términos entre culturas viene sucediendo; pero, ¿sabemos detectar dónde está el límite? ¿Debemos aceptar todos los anglicismos que se pongan de moda? ¿Cómo podemos poner freno a las invasiones innecesarias?

Actualmente, el inglés es el idioma que más palabras reporta a nuestra lengua. Sobre todo en sectores como el de la publicidad, la economía, los deportes o las nuevas tecnologías. El motivo de que esto ocurra lo encontraremos en que son industrias que han nacido y se han desarrollado de forma puntera desde países como Reino Unido o Estados Unidos. Podríamos decir que históricamente han marcado las pautas y las reglas del juego.

"Palabras como target, gamer, bullying, e-commerce, social media, low cost, fast food o blogger."

Sin embargo, frente a este papel fuerte de las industrias angloparlantes, debemos saber detectar la invasión de términos, y -frente a ello- encontrar alternativas que los igualen desde el español. No siempre podemos echar la culpa al que propone, o al que tiene el papel innovador, sino más bien al rol comodón con el que asumimos palabras ya existentes en nuestro idioma. La responsabilidad de velar por la riqueza de la lengua es nuestra. Y esta es una tarea que podemos y debemos hacer diariamente.

Bajo este mismo precepto podremos decir no a palabras como target, gamer, bullying, e-commerce, social media, low cost, fast food o blogger. Y, como alternativa, podremos decir que sí a sus equivalentes: objetivo, jugador, acoso escolar, comercio electrónico, redes sociales, bajo coste, comida rápida y bloguero.

Por otra parte, nos encontramos en un contexto bien diferente cuando acogemos términos que no llegan a tener traducción en español, porque sencillamente son nuevos dentro de nuestra cultura. Como decíamos al inicio, esto ocurre con el inglés del mismo modo que hace décadas y siglos ocurría con el francés o el árabe. Las lenguas evolucionan, del mismo modo que nuestras sociedades progresan y crean. Y de la misma forma que unas civilizaciones y otras han tenido más o menos contacto entre sí. Por estos motivos, con toda normalidad vamos incluyendo nuevos términos en nuestro diccionario.

Como ejemplos, encontraremos palabras (hoy en español) como yogur, máster, blíster, cruasán, bulevar, champán o espagueti. Son extranjerismos que mantienen sus raíces, pero que han sido adaptados al sistema fonológico, gráfico y ortográfico del español. Y son palabras que por su uso habitual ya no nos sorprenden.

En definitiva, es importante hacer este ejercicio de diferenciación: entre lo que podemos traducir del inglés a nuestra lengua, y lo que no (porque acaba de nacer y no tenemos palabras equivalentes en español).

Normas ortográficas

Ya como última cuestión, hablemos de las normas ortográficas:

- Si escribirmos puntualmente alguna palabra en inglés (que, aunque tenga traducción, por contexto se deba mantener en su idioma), la escirbiremos en cursiva o entre comillas.

- Si la palabra ya ha sido aceptada y adaptada al español, no hará falta destacarla. Simplemente habrá que recordar que se adaptan fonológica, gráfica y ortográficamente a nuesto idioma.

Ahora es momento de pararse a pensar y revisar… El cuidado del lenguaje es una carrera de fondo en la que solo nosotros podemos ganar y con la que no podremos bajar la guardia. Sabiendo las opciones que tenemos, el sentido común siempre será nuestra mejor guía.

Algún listado de palabras:

Target: objetivo

Gamer: jugador

Bullying: acoso escolar

E-commerce: comercio electrónico

Social media: redes sociales

Low cost: bajo coste

Fast food: comida rápida

Blogger: bloguero

Tablet: tableta

SPAM: correo basura

Tweet: tuitear

Retweet: retuitear

Backstage: bambalinas, bastidores

Casual: informal

Outfit: conjunto

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2 de noviembre de 2016
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